Te amaba y por eso removí
Con mis manos aquellas mareas de hombres
y tracé con estrellas mi voluntad en el cielo
Para ganarte la libertad, la casa digna de ti, la casa de los siete pilares
Y que brillaran tus ojos mirándome acaso
Cuando llegáramos
La muerte pareció mi sirviente durante el camino
Hasta que nos acercamos
Y vimos como aguardabas
Sonreíste entonces y ella se adelantó con triste envidia
Para llevarte a su quietud
Amor, del camino exhausto, a tientas busco tu cuerpo,
Nuestro breve salario
Nuestro por un instante
Los siete pilares de la sabiduria
T.H. Lawrence
Poema dedicado a Shiek Ahmed, pastor nómada Dahum
de quién se cree que fue el gran amor de T.H. Lawrence
Hola.
Supongo que has querido poner sólo esa parte del poema, ya que falta el final que para mi es muy hermoso y lo completa.A mi me pone la carne de gallina.
Continua así tras el verso “Nuestro por un instante”
Antes que la blanda mano de la tierra explorase tu forma, y engordaran
los ciegos gusanos
con tu substancia.
Me pidieron los hombres que alzase nuestro monumento, la casa inviolada,
en tu recuerdo.
Mas, para hacer la obra justa, la convertí en un fracaso, la dejé inacabada: y ahora
bullen esos minúsculos seres y apañan sus chozas
en la sombra y la ruina
del don que yo te había destinado.
Saludos.